Parecido a un código de barras, pero en un cuadrado y con puntos bicolores, blancos y negros. Físicamente, eso es un Código QR. Escaneado con un smartphone nos lleva directamente a un contenido en la web. ¿Fácil? ¿Útil?
Las dos cosas. Su funcionamiento es tan sencillo como tener a mano tu móvil de tercera generación y escanear a través de su software el código. Sin más, el navegador lo redirigirá al sitio web con el que estaba relacionado. ¿Qué encontraremos allí? Por ejemplo un website, el perfil de una red social, una promoción, una oferta de compra… Puede ser todo lo que queramos que sea.
Decíamos que también es útil. Y sí, porque puede llevarnos a contenidos generales o exclusivos, sin tener que realizar una búsqueda previa o específica, sin tomarnos ninguna molestia más allá de la de enfocar con nuestro escáner.
Los códigos QR (o bidi) son una herramienta tecnológica de marketing más. Su uso no está muy extendido, pero cada vez es más frecuente encontrarnos con estas pequeñas ‘imágenes’ en todo tipo de lugares: desde publicaciones impresas a vallas publicitarias pasando por la marquesina de cualquier parada de autobús. Y, por supuesto, también es más habitual ver a la gente, móvil en mano, enfocando dispuestos a sorprenderse.
Para las pequeñas empresas, estos códigos tienen además una doble ventaja. Por un lado, son una herramienta económica e innovadora y, por otro, permiten una campaña de marketing con mensajes concretos, directos y dirigidos a targets específicos. Todo ello con el valor añadido de la confidencialidad y la medición de retorno e impacto.
En CPP podemos ayudarte a generar tu propio código bidi. La próxima semana, ¡daremos más detalles!