Hasta el rabo todo es toro

By marzo 1, 2011Actualidad

Dejamos en el anterior blog sin concretar el punto que considero más importante en una situación de crisis, la racionalidad.

En cualquier empresa, la primera medida que se toma para reducir costes y sanearla, es el de realizar un ere para aligerar la plantilla, con criterios de racionalidad y productividad, reduciendo el número de departamentos, simplificando y vendiendo los locales dispersos y simplificando las filiales, para posteriormente poder proceder a una fusión con empresas del mismo sector y con filosofías de empresa semejantes en las que se puedan crear sinergias y optimizar recursos.

Pues bien, es necesario y urgente aplicar estos criterios para realizar una reestructuración de las Autonomías existentes en España. Las componendas de A. Suárez y F. González en la llamada transición, para contentar a todos y descafeinar las autonomías históricas, hicieron nacer autonomías de dimensiones  provinciales o comarcales con parlamentos, presidentes, consejerías, asesores, funcionarios, entes autonómicos y sus edificios correspondientes que han creado deudas de dimensiones nacionales.

Se crearon falsos sentimientos nacionalistas donde nunca existieron y que después de 30 años aún siguen sin cuajar.

Quisieron descentralizar España y por no quererla o atreverse a hacerla federal, crearon una España desintegrada.

Necesitamos una concentración autonómica y democrática, respetando a las minorías, pero no creando minorías. Con menos autonomías pero fuertes, históricas y estables, y una sola nación con menos políticos pero más brillantes y eficaces.

Si los políticos pierden prebendas y títulos, todos ganaremos en claridad y ahorro. El problema creado por ellos, lo tienen que solucionar ellos sin complejos ni complicidades, reformando su estructura territorial, de manera que la misma responda a la realidad del País, a la realidad sociológica y económica y a la realidad histórica.

¿A quién asusta, por ejemplo, una Autonomía real, Castilla, con capitalidad en Madrid, aglutinando lo que nunca se debió romper, Cantabria, La Rioja, Castilla la Mancha, Murcia? ¿Y por qué no, Aragón y León también? Una Castilla en igualdad con Cataluña, País Vasco, Galicia o Andalucía.

Ello conllevaría la disminución drástica del déficit que agradeceríamos todos los españoles, y seguro que Europa también aplaudiría.

Prueben los políticos si son valientes y no egoístas a proponer un referéndum con estos cambios. Ganarían en credibilidad.

Prueben también a reformar la ley electoral (pre-constitucional) sin miedos y aplicando el sentido común y la proporcionalidad.

Todo menos llevar el “toro” al desolladero, antes de ponerle en suerte.

Córtenle las orejas y el rabo, y salgan por la “Puerta Grande”.

Javier Pedrosa Galán

Deja una respuesta